Vecinos de un sector del barrio Don Bosco viven en constante zozobra por causa de la inseguridad reinante y la nula presencia policial. Durante la semana se registraron varios casos de hurtos domiciliarios que fueron captados por cámaras de seguridad. Cansados de los ladrones, los vecinos conformaron “comisiones garrote” para intentar frenar el actuar de los malvivientes. Las imágenes de los rateros circulan en las redes sociales, pero hasta el momento la Policía Nacional no pudo identificarlos y mucho menos aprehenderlos.
De acuerdo a la denuncia de los vecinos, una serie de hurtos domiciliarios y asaltos callejeros se registraron en la fracción Las Marías del populoso barrio en la semana. En la madrugada del martes, cámaras de seguridad captaron a un ladrón llevando por la calle una carretilla recién hurtada del interior de una vivienda. Al día siguiente, aparentemente el mismo ratero, regresó a la misma vivienda para hurtar una motocicleta.
En otro caso, cámaras de seguridad también captaron a un ladrón en el patio de una vivienda mientras hurtaba tranquilamente la motobomba del pozo de agua. Algunos vecinos mencionaron que ni siquiera sus ropas íntimas pueden dejar en el tendero, porque hasta eso los ladrones llevan con tal de no quedarse con las manos vacías. En su mayoría los rateros son drogadictos que cometen ilícitos para poder comprar drogas.
“COMISIÓN GARROTE”
Zulma Ortíz, miembro de una comisión vecinal, comentó sobre la situación que viven todos por causa de la inseguridad. “Realmente está difícil la situación, cada noche estamos siendo perseguidos por delincuentes. Ahora la comisión del barrio se conformó para tratar de identificar a estas personas, porque son una o dos personas que están ‘visitando’ casi cada noche a los vecinos. Estamos cansados de llamar a la policía. Muchas veces no hacen nada. Yo sé que tienen buena predisposición, pero no dan abasto, el barrio es muy grande”.
Siguió diciendo que los ladrones no perdonan nada y que viven con miedo. “Se nos roba de todo, garrafa de gas, moto, motorcitos de agua, se rompen los candados, no hay nada que les ataje a estas personas. Estamos viendo (entre vecinos) la forma de avisarnos por teléfono, por silbatos, algunos incluso están usando campanas. Tenemos miedo de salir a la noche, si no están a pie están en motos. Recorren el barrio y ya no podemos salir a la calle, vivimos encerrados por miedo. Aparte del Covid también tenemos que tener miedo de los delincuentes”.